domingo, 23 de febrero de 2014

Mecanismos de defensa



MECANISMOS DE DEFENSA
Freud estudio en detalle la noción de mecanismos de defensa en 1926 (Freud, 1926/1957ª) y su hija Ana perfecciono y organizo mejor el concepto (A. Freud, 1946). Aunque los mecanismos de defensa son una reacción normal y universal, llevaos al extremo conducen a comportamientos compulsivos, repetitivos y neuróticos. Dado que es necesario consumir energía psíquica para establecer y mantener estos mecanismos, cuanto más a la defensiva actuemos, menos energía psíquica tendremos para satisfacer los impulsos del ello. Claro que esto es precisamente el objetivo que persigue el ego con los mecanismos de defensa: evitar tener que enfrentarse directamente a impulsos sexuales y agresivos y defenderse a i mismo de la ansiedad que los acompaña (Freud, 1926/1959 a).
Los principales mecanismos de defensa identificados por Freud son:
  • Represión.
  • Formación reactiva.
  • Desplazamiento.
  • Fijación, Regresión.
  • Proyección.
  • Introyección.  
  • Sublimación.


MECANISMO DE
DEFENSA

DESCRIPCIÓN

EJEMPLO




     Represión

      Cada vez que el ego es amenazado por impulsos no deseados del ello, se protege a si mismo mediante la represión de estos impulsos, es decir obliga a las sensaciones amenazadoras a pasar al inconsciente. (Freud 1926/1954 A).

      Un joven puede reprimir de manera permanente su hostilidad por una hermana menor porque sus sentimientos de odio le crean demasiada ansiedad.

      Formación Reactiva
  Los impulsos reprimidos pueden hacerse consientes disfrazados de modo que parezca exactamente lo contrario de su forma original y un comportamiento reactivo se puede caracterizar por su carácter extremo y su forma obsesiva y compulsiva.

      Una mujer joven que odie profundamente a su madre se concentra en el sentimiento opuesto, los demás pueden percibir la verdadera naturaleza de este amor pero ella debe engañarse a sí misma y aferrarse al mecanismo de forma reactiva. (Certeza que le genera ansiedad.


  
      Desplazamiento

   Las personas pueden redirigir sus impulsos inaceptables hacia una verdad de impulsos u objetos, a fin de ocultar el impulso original.

Una mujer que estaba enojada con su compañera de piso puede desplazar su enfado hacia sus empleados mientras trata a la compañera con amabilidad.










         Fijación

     Normalmente, el crecimiento psíquico avanza de manera más o menos continuada por diversas etapas de desarrollo, este proceso, sin embargo, no está exento de momentos de estrés y ansiedad. Cuando la perspectiva de pasar a una siguiente fase llega a provocar demasiada ansiedad, el ego puede recurrir a la estrategia de mantenerse en la etapa psicológica actual, que resulta más confortable. Este mecanismo de defensa se produce cuando la lívido queda anclada de manera permanente en una fase de desarrollo anterior, más primitiva (Freud, 1917/1963). Como sucede con otros mecanismos de defensa, las fijaciones son universales.

   Las personas que obtiene placer de la comida, el tabaco o la conversación de manera continuada, podrían tener una fijación oral, mientras que quienes están obsesionados por la limpieza y el orden podrían tener una fijación anal.

                                      







          Regresión   

     Una vez que la libido ha superado una etapa de desarrollo, puede, en momento de estrés y ansiedad, volver a la etapa anterior. Este retroceso se conoce con   el nombre de regresión (Freud 1917/1963). Las regresiones son bastante comunes y se perciben claramente en los niños.
  Las regresiones también son frecuentes en niños mayores y en adultos.
    El comportamiento regresivo sería similar  una fijación rígida e infantil, la diferencia reside en que las regresiones suelen ser temporales, mientras que las fijaciones requieren un gasto de energía psíquica más o menos permanente.

 Un niño totalmente destetado podría volver a pedir el biberón o el pecho con el nacimiento de un hermano ya que la atención presentada a un bebe recién llegado representa una amenaza para él.
     Una reacción común en los adultos ante situaciones que generan ansiedad es reproducir patrones de conductas anteriores, más fiables y seguros, y proyectar su libido sobre objetos más primarios y conocidos. En situaciones de máximo estrés un adulto podría adoptar la posición fetal, otro podría volver a la casa de sus padres y otro podría reaccionar quedándose todo el día en la cama, resguardo del mundo frio y lleno de amenazas.

   











  









          Proyección

    Cuando un impulso interno provoca demasiada ansiedad, el ego puede reducirla atribuyendo el impulso no deseado a un objeto externo, que suele ser otra persona. Este es el mecanismo de defensa de la proyección, que se puede definir como la percepción en los demás sentimientos o tendencias inaceptables que, en realidad, residen en el propio inconsciente (Freud, 1915/1957b).
      Una forma de proyección extremada es la paranoia, una afección mental caracterizada por celos delirantes intensos y manía persecutoria, no es una consecuencia inevitable de la proyección sino una variable grave de la misma. Según Freud (1922/1955), la diferencia crucial entre la proyección y la paranoia se caracteriza por tendencias homosexuales reprimidas hacia el perseguidor. Freud afirma que el perseguidor es siempre un antiguo amigo del mismo sexo, aunque a veces las personas pueden transferir sus delirios a otra persona del sexo contrario. Cuando los impulsos homosexuales se hacen demasiado fuertes, los paranoicos perseguidos se defienden a sí mismos invirtiendo el sentido de estos sentimientos y proyectándolos hacia el objeto original.

 Un hombre puede interpretar de manera sistemática los actos de una mujer mayor como intentos de seducción, a su mente consiente podría repugnarle el pensamiento de mantener relaciones sexuales con mujeres mayores, pero en su inconsciente existe una fuerte atracción erótica hacia ellas. En este ejemplo, el hombre joven se engaña a si mismo haciéndose creer que no siente atracción sexual por las mujeres mayores pero, aunque esta proyección borra en gran medida su ansiedad y su sentimiento de culpa, le permite mantener un interés sexual por las mujeres que le recuerdan a su madre.













        Introyección

   Mientras la proyección conlleva atribuir un impulso no deseado a un objeto externo, la introyección es un mecanismo de defensa por el cual una persona incorpora las cualidades positivas de otra persona a su propio ego.
   Para Freud (1926/1959a) la resolución del complejo de Edipo es el prototipo de la introyección. Durante la fase edipica, el niño pequeño introyecta la autoridad y los valores de uno de sus padres activando así el proceso de formación del superego. Cuando liberados de la tarea de valorar y escoger sus propias creencias y normas de conducta pero, a medida que los niños avanzan en la fase de desarrollo de lactancia (entre los 6 y los 12 años de edad, aproximadamente), su superego se va personalizado más, es decir, se distancia de la identificación con sus padres. Pese a ello, individuos de todas las edades pueden reducir la ansiedad derivada de la idea de imperfección adoptando o introyectando los valores, opiniones y gestos de otras personas.

   Un adolescente podría adoptar los gestos, valores o estilos de vida de una estrella de cine, esta introyección le da una sensación de valor propio al adolescente y reduce la sensación de inferioridad. Las personas introyectan características que consideran valiosas y que les permiten tener una mejor opinión de sí mismos. 








       Sublimación 

     Todos estos mecanismos de defensa sirven de ayuda al individuo porque protegen a su ego de la ansiedad, pero tienen un valor dudoso para la sociedad. Según Freud (1917/1963), existe un mecanismo, la sublimación que ayuda, tanto al individuo, como al grupo social. La sublimación es la represión del objeto genital del eros sustituyéndolo por un objetivo social o cultural.
    En la mayoría de las personas las sublimaciones se combinan con la expresión directa del eros, dando como resultado una especie de equilibrio entre los logros sociales y el placer personal.

       Su forma más evidente es la creación cultural, como el arte, la música y la literatura, pero, de una manera más sutil, está presente en todas las relaciones humanas y actividades sociales, según Freud (1914/1953) el arte de Miguel Ángel, que encontró en la pintura y en la escultura una vía de escape para su libido.
  Casi todos nosotros somos capaces de sublimar una parte de nuestra libido poniéndola al servicio de ciertos valores culturales y, al mismo tiempo, conservar el suficiente impulso sexual para buscar el placer erótico individual.




CONCLUSIÓN
Todos los mecanismos de defensa protegen al ego de la ansiedad y son universales, en el sentido de que todas las personas adoptan comportamientos defensivos en mayor o menor medida. Todos los mecanismos de defensa se combinan con la represión y todos pueden derivar en psicopatologías, sin embargo, los mecanismos de defensa, por lo general, resultan beneficiosos para el individuo e inofensivos para la sociedad; además, uno de ellos, la sublimación, suele ser beneficioso tanto para el individuo como para la sociedad.



REFERENCIAS:
Feist Jess, J. Feist Gregory. (2007). Teorías de la personalidad. España. Mc Graw Hill.

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