CARL ROGERS
Carl Rogers creo un método muy popular de psicoterapia conocido en un principio como terapia no directa o centrada en el cliente y más adelante como terapia centrada en la persona. Se trata de una forma de psicoterapia que ha generado una enorme cantidad de investigaciones que se aplica mucho para tratar problemas emocionales.
La teoría de la personalidad que propuso Rogers se inspira en la psicología humanista y es la que utilizaría como marco para las relaciones paciente-terapeuta. El no partió de investigaciones de laboratorio para desarrollar sus ideas, sino de sus experiencias con sus clientes. Por lo tanto, la formulación de su estructura y la dinámica de la personalidad se derivan de su método terapéutico su concepción de la terapia habla mucho de su idea sobre la naturaleza humana.
La expresión terapia centrada en la persona sugiere que la capacidad para cambiar y mejorar la personalidad está en el interior del individuo. En otras palabras, la persona dirige el cambio, y no el terapeuta.
La función de este se limita a facilitar o ayudar al cambio.
Rogers pensaba que somos seres racionales, regidos por una percepción consiente del yo y del mundo de la experiencia. No concedía mucha importancia a las fuerzas inconscientes ni a otras explicaciones freudianas. También rechazaba la idea de que los sucesos del pasado controlan la conducta actual. Admitía que las experiencia en la niñez afecta nuestra percepción del entorno y de nosotros mismos, pero insistía en que los sentimientos y las emociones del momento influyen más en la personalidad. Dado este énfasis en el consiente y presente, Rogers sugería que la personalidad solo se puede entender a partir de nuestro punto de vista basado en las experiencias subjetivas.
Rogers propuso una sola motivación innata predominante la tendencia congénita a la realización, a desarrollar nuestras capacidades y potencialidades, partiendo de los aspectos estrictamente biológicos hasta los psicológicos de mayor complejidad. La meta suprema es realizar el yo, llegar a ser lo que el llama una persona que funciona plenamente. Su método terapéutico y su teoría así como su visión optimista y humanista, tuvieron una cálida acogida en los campos de la psicología, la educación y la investigación de la vida familiar.
LA VIDA DE ROGERS.
Rogers nació en 1902 en suburbio de Oak Park en Chicago
(Illinois) y fue el cuarto hijo de los seis de la familia. Sus padres eran muy
estrictos en cuestiones religiosas y concedían enorme importancia a la conducta
moral, la supresión de manifestaciones de emoción y a la virtud del trabajo
arduo.
Los padres ejercían su influencia con sutileza y cariño,
como más tarde lo haría Rogers en su enfoque no directivo de la consejería.
Rogers tenía poca vida social fuera del hogar. Pensaba que
sus padres querían más a su hermano mayor con lo cual surgió una gran debilidad
entre ellos. Decía que había sido un niño tímido, solitario, ensoñador y con
frecuencia ensimismado en sus fantasías. En un intento de vivir de esa soledad,
empezó a leer incansablemente todos los libros que encontraba, incluso
diccionarios y enciclopedias. La soledad lo orillo a basarse en sus propios
recursos y experiencias, en una concepción personal del mundo. Mas adelante comprendería
la enorme influencia que la soledad había tenido en su teoría y también en su
personalidad.
Cuando Rogers tenía 12 años su familia se mudó a una granja situada a unos 50 kilómetros de Chicago, la vida en el campo le despertó el interés por la ciencia, empezó a gustarle la agricultura con los métodos científicos modernos que su padre utilizaba en los cultivos.
Decidió estudiar agricultura en la universidad de
Wisconsin, institución a la cual habían asistido sus padres y sus hermanos sin
embargo, al terminar el segundo año abandono la carrera.
Le atormentaba el hecho de haberse separado de la tradición
de sus progenitores, pero con ello había adquirido independencia emocional e
intelectual. Esta liberación, la confianza y orientación que dio a su vida le forzaron
su idea de que todo el mundo debe aprender a recurrir su propia experiencia a
sus ideas y experiencias.
Rogers paso por un difícil proceso para llegar a esa conclusión
pago un elevado precio emocional por hacerlo. Estuvo hospitalizado cinco
semanas a causa de ulceras, probablemente debidas al estrés, y después permaneció
un año en la granja de la familia para recuperarse antes de regresar a la
universidad.
TEORÍA
La
teoría de Rogers es de las clínicas, basada en años de experiencia con
pacientes. Rogers comparte esto con Freud, por ejemplo, además de ser una
teoría particularmente rica y madura (bien pensada) y lógicamente construida,
con una aplicación amplia.
Sin
embargo, no tiene nada que ver con Freud en el hecho de que Rogers considera a
las personas como básicamente buenas o saludables, o por lo menos no malas ni
enfermas. En otras palabras, considera la salud mental como la progresión
normal de la vida, y entiende la enfermedad mental, la criminalidad y otros
problemas humanos, como distorsiones de la tendencia natural. Además, tampoco
tiene que ver con Freud en que la teoría de Rogers es en principio simple.
La teoría de Rogers está construida a partir de una sola "fuerza
de vida" que llama la
tendencia actualizante. Esto puede definirse como una motivación innata
presente en toda forma de vida dirigida a desarrollar sus potenciales hasta el
mayor límite posible. No estamos hablando aquí solamente de sobreviviencia:
Rogers entendía que todas las criaturas persiguen hacer lo mejor de su
existencia, y si fallan en su propósito, no será por falta de deseo.
Rogers resume en esta gran única necesidad o motivo, todos los otros motivos que los demás teóricos mencionan. Nos pregunta, ¿por qué necesitamos agua, comida y aire?; ¿por qué buscamos amor, seguridad y un sentido de la competencia? ¿por qué, de hecho, buscamos descubrir nuevos medicamentos, inventar nuevas fuentes de energía o hacer nuevas obras artísticas?. Rogers responde: porque es propio de nuestra naturaleza como seres vivos hacer lo mejor que podamos.
Es
importante en este punto tener en cuenta que a diferencia de cómo Marlow usa el
término, Rogers lo aplica a todas las criaturas vivientes. De hecho, algunos de
sus ejemplos más tempranos ¡incluyen algas y hongos! Piénsese detenidamente.
¿No nos sorprende ver cómo las enredaderas se buscan la vida para meterse entre
las piedras, rompiendo todo a su paso; o cómo sobreviven los animales en el
desierto o en el gélido polo norte, o cómo crece la hierba entre las piedras
que pisamos?
También,
el autor aplica la idea a los ecosistemas, diciendo que un ecosistema como un
bosque, con toda su complejidad, tiene mucho mayor potencial de actualización
que otro simple como un campo de maíz. Si un simple bichito se extinguiese en
un bosque, surgirán otras criaturas que se adaptarán para intentar llenar el
espacio; por otro lado, una epidemia que ataque a la plantación de maíz, nos
dejará un campo desierto. Lo mismo es aplicable a nosotros como individuos: si
vivimos como deberíamos, nos iremos volviendo cada vez más complejos, como el
bosque y por tanto más flexiblemente adaptables a cualquier desastre, sea
pequeño o grande.
De la
misma forma que Maslow, Rogers cree que si les dejamos a su libre albedrío, los
animales buscarán aquello que es lo mejor para ellos; conseguirán la mejor
comida, por ejemplo, y la consumirán en las mejores proporciones posible. Los
bebés también parecen querer y gustar aquello que necesitan. Sin embargo, a
todo lo largo de nuestra historia, hemos creado un ambiente significativamente
distinto de aquel del que partimos. En este nuevo ambiente encontramos cosas
tan refinadas como el azúcar, harina, mantequilla, chocolate y demás que
nuestros ancestros de Africa nunca conocieron. Esta cosas poseen sabores que
parecen gustar a nuestro valor organísmico, aunque no sirven para nuestra
actualización. Dentro de millones de años, probablemente logremos que el
brócoli nos parezca más apetitoso que el pastel de queso, pero para entonces no
lo veremos ni tu ni yo.
Nuestra
sociedad también nos reconduce con sus condiciones
de valía. A medida que crecemos, nuestros padres, maestros, familiares, la
"media" y demás solo nos dan lo que necesitamos cuando demostremos
que lo "merecemos", más que porque lo necesitemos. Podemos beber sólo
después de clase; podemos comer un caramelo sólo cuando hayamos terminado
nuestro plato de verduras y, lo más importante, nos querrán sólo si nos
portamos bién.
El
lograr un cuidado positivo sobre "una condición" es lo que Rogers
llama recompensa positiva
condicionada. Dado que todos nosotros necesitamos de hecho esta recompensa,
estos condicionantes son muy poderosos y terminamos siendo sujetos muy
determinados no por nuestros valores organísmicos o por nuestra tendencia
actualizante, sino por una sociedad que no necesariamente toma en cuenta
nuestros intereses reales. Un "buen chico" o una "buena
chica" no necesariamente es un chico o una chica feliz.
A
medida que pasa el tiempo, este condicionamiento nos conduce a su vez a tener
una autovalía positiva
condicionada. Empezamos a querernos si cumplimos con los estándares que otros
nos aplican, más que si seguimos nuestra actualización de los potenciales
individuales. Y dado que estos estándares no fueron creados tomando en
consideración las necesidades individuales, resulta cada vez más frecuente el que
no podamos complacer esas exigencias y por tanto, no podemos lograr un buen
nivel de autoestima.
REFERENCIAS:
Boeree George. (1998). Teorias de la Personalidad.
Recuperado a partir de: http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/rogers.htm
Schultz Duane P. ,Schultz Sydney Ellen.(2010). Teorías de la personalidad 9a edición. México. CenageLearning
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